NO TRAGUE ENTERO
Por Monseñor Froilán Casas.
Hay que formar en el pensamiento crítico. Hoy se encuentra un pozo de conocimientos en las redes sociales, en las enciclopedias digitales y las múltiples formas de comunicación que tenemos. El conocimiento está a la mano.
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A la par, ese conocimiento es bastante ambiguo; es un mundo de saberes con un centímetro de profundidad. ¡Quién lo creyera! La gente es muy ilusa, fácilmente manipulable, se traga las cosas enteras, no es crítica, no analiza; cambia de parecer como cambian los tiempos atmosféricos; el pensamiento del hombre moderno es muy volátil; lo que hoy ve bueno, mañana lo ve malo y viceversa. Se cambia de opinión como se cambia el vestido. ¡Qué tristeza! Se lee poco y si se lee, no se tiene sentido crítico.
La gente sigue infantil en la asimilación de los conocimientos. Ahora que estamos en época electoral, muchos se dejan llevar por “slogans”, por símbolos que envuelven terribles mentiras. El silogismo que es un método de argumentar y buscar la verdad, cuando se vuelve sofisma, no es otra cosa que una verdad a medias. Los sofistas en la antigua Grecia se caracterizaban porque con su argumentación engañosa y mentirosa (sofisma), confunden a la gente. Hoy, aparece una especie como de encantadores de serpientes que con su falacia, “convencen” al auditorio generando un discurso domesticador. Ordinariamente, quien más grita es quien menos tiene la razón. Una de las claves para no tragar entero en época electoral, es la vida y la conducta de quienes se presentan como los “salvadores” de Colombia. Quien no tiene autoridad moral, ¿qué tiene que proponer? Algunos manipulan a los pobres aprovechando su indefensión. ¡Cómo se han empleado a los pobres como anzuelos de campañas políticas! Muchos de quienes “dan la vida por el pueblo”, en llegando al poder, se tornan los más viles tiranos. La mayor autoridad que tiene una persona es su conducta. Muchos gritan consignas y lemas y no tienen idea qué hay detrás de tanta publicidad. Cuidado que la ignorancia es atrevida. A veces se oye cantar el gallo pero no se sabe dónde. Cuando el país salga de la pobreza y de los cordones de miseria, entonces el voto será libre. El voto está atado a múltiples condicionamientos sociales. A los demagogos les encanta que haya pobres, para poder vender sus tendenciosos discursos. Volvamos al pensamiento crítico. A los niños y jóvenes no les enseñamos a leer. Un niño debe leer mínimo un libro cada mes; un joven un libro cada quince días y un adulto, debería leer un libro por semana. ¿Cuáles son sus lecturas, si es que lee? Analice y compare, nadie tiene toda la verdad. La verdad es una búsqueda permanente. Martin Heidegger decía que hacer filosofía es “leer textos”. El método socrático consistía en la mayéutica, es el alumbramiento de conocimientos. El conocimiento es como un parto, es doloroso pero al final, aparece la hermosura del conocimiento. Enseñemos en la academia a ser críticos, enseñémosle a nuestros educandos a aprender a pensar, a construir pensamiento: a construirlo y deconstruirlo. Eso es hacer ciencia. Que la cultura esté marcada por la permanente búsqueda de la verdad.
La gente sigue infantil en la asimilación de los conocimientos. Ahora que estamos en época electoral, muchos se dejan llevar por “slogans”, por símbolos que envuelven terribles mentiras. El silogismo que es un método de argumentar y buscar la verdad, cuando se vuelve sofisma, no es otra cosa que una verdad a medias. Los sofistas en la antigua Grecia se caracterizaban porque con su argumentación engañosa y mentirosa (sofisma), confunden a la gente. Hoy, aparece una especie como de encantadores de serpientes que con su falacia, “convencen” al auditorio generando un discurso domesticador. Ordinariamente, quien más grita es quien menos tiene la razón. Una de las claves para no tragar entero en época electoral, es la vida y la conducta de quienes se presentan como los “salvadores” de Colombia. Quien no tiene autoridad moral, ¿qué tiene que proponer? Algunos manipulan a los pobres aprovechando su indefensión. ¡Cómo se han empleado a los pobres como anzuelos de campañas políticas! Muchos de quienes “dan la vida por el pueblo”, en llegando al poder, se tornan los más viles tiranos. La mayor autoridad que tiene una persona es su conducta. Muchos gritan consignas y lemas y no tienen idea qué hay detrás de tanta publicidad. Cuidado que la ignorancia es atrevida. A veces se oye cantar el gallo pero no se sabe dónde. Cuando el país salga de la pobreza y de los cordones de miseria, entonces el voto será libre. El voto está atado a múltiples condicionamientos sociales. A los demagogos les encanta que haya pobres, para poder vender sus tendenciosos discursos. Volvamos al pensamiento crítico. A los niños y jóvenes no les enseñamos a leer. Un niño debe leer mínimo un libro cada mes; un joven un libro cada quince días y un adulto, debería leer un libro por semana. ¿Cuáles son sus lecturas, si es que lee? Analice y compare, nadie tiene toda la verdad. La verdad es una búsqueda permanente. Martin Heidegger decía que hacer filosofía es “leer textos”. El método socrático consistía en la mayéutica, es el alumbramiento de conocimientos. El conocimiento es como un parto, es doloroso pero al final, aparece la hermosura del conocimiento. Enseñemos en la academia a ser críticos, enseñémosle a nuestros educandos a aprender a pensar, a construir pensamiento: a construirlo y deconstruirlo. Eso es hacer ciencia. Que la cultura esté marcada por la permanente búsqueda de la verdad.
Fuente: https://www.diariodelhuila.com/no-trague-entero
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